9 de diciembre de 2010

Esto es por si me voy


Hay una canción... que es para ti. Vayamos a donde vayamos, será para ti. Encontraré tu rostro perdido en ella... y te acariciaré, como en los tiempos que están perdidos en mis ansias. Por cada crujido de guitarra y de cítara, estremeceré mi cuerpo entero de placer, al recordar tus sonidos de felicidad. Por cada vibración sonora sobre mi piel, recordaré la tuya desnuda, destruyéndose sobre el césped húmedo, cuando jugábamos en el bosque, y por cada silencio... ¡por cada silencio! caerá una lágrima... repleta de frío y soledad.
Luego, amanecerá, y cuando amanezca me estrujaré en el planeta, porque él es lo único que me une a mí contigo. Tú, ese rostro que nunca he tocado y esos labios que jamás he besado, y pronuncian mi nombre bastante a menudo.

...

Recuerdo, cuando joven, y me perdía noches enteras en poesías. Todo para encenderme un poco en llamas. Esas llamas que avivaban mi vida, y me ilusionaban a que no todo estaba perdido. Hay algo que no ha cambiado desde aquel entonces. Suelo mirar las estrellas con la misma humedad en mis ojos, y mi piel se estremece igual con el frío. Las lágrimas me acarician y me renuevan a diario, y tú... sigues siendo tú para mí. Tú eres santa, y yo, nadie.
Pensaba que la soledad me iba a matar... pero la llevo bastante bien. Camino por la ciudad cada noche y, a veces, siento tu violencia en mi cuello, como me besabas y me lastimabas, como llevabas tu mano por mi cuerpo de polo a polo, y me dormía sobre ti todas las noches.
¿Podré vivir así por mucho tiempo? No lo sé... sólo sé que si mi cuerpo perece pronto, para ti mi vida entera. Y este pequeño mensaje, en esta botella, flotará añares... pero algún día llegará hasta ti, cuando seas vieja, y tengas un recuerdo vago de los besos que alguna vez nos dimos a la orilla del mar, cuando jóvenes, y soñadoras...
Nada de eso ha muerto para ti. Nada de esto morirá... por eso me he ido.