16 de mayo de 2010

Cortar y lastimar



El tiempo de la vida está limitado por algo. Es un intervalo desde el nacimiento hasta la muerte en el cual escribimos una novela, ácida en mi caso.
Aghhhh... lo que digo no es mentira. Mi caso: Yo no creo en el tiempo, y una lágrima larga determina un segundo en el espacio.
Espacio: Punto libre de cualquier clase de límites. Para ir al espacio solo necesitas rechazar el mundo común y sentir con todas tus funciones. Si sos mujer podés poner todo tu cuerpo de punta y sentir hasta la punta de tus uñas. En el espacio nada está prohibido. Yo despierto mi interés por cosas imposibles y empiezo a dibujarlas. Las toco, las fornico, y las corto. En el espacio, que es de todos, y posee espacio de sobra para todos, no existe el verbo "lastimar" ni el sustantivo "lástima". Todos somos amos y señores, sátiros emperadores. No existe la vida en comunidad, y la relación con nosotros mismos es egocéntrica. Lloras ríos sobre ríos. Bebes lo que quieres... y si quieres más te inyectas lo que quieres e invitas a tu sangre a tocarse con nuevos fluidos.
Lo tóxico... No es tóxico, solo es profundo.
La alegría... No es alegría, es alergia.
El sol... No es sol, es solo belleza.
¿La belleza? Es una mujer imposible... que se acuesta con vos, que se pierde con vos, que consume con vos, que se consume, te consume, te recuerda lo ilícito que es tu sexo, lo mal que estás haciendo.. y lo bien que te sienta la maldad.
Mi querida amiga... Ella, ella, ella, sí, está en mis manos pero no la toco, porque sobre el mundo no corresponde lastimar tanto, pero en el espacio no existen terceros.

Ya se me empieza a nublar la vista. A volar las letras y desordenar las palabras. Me voy.

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